Actualmente, nos encontramos en un panorama donde la sostenibilidad se ha convertido en un pilar esencial en todos los sectores, y el sector turístico no es la excepción.  Este sector está capitalizando la oportunidad de adaptarse a las nuevas tendencias y exigencias de los consumidores, como también a los objetivos y metas establecidas en la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), impulsando así la economía verde. Bajo este esquema de economía verde, emerge el turismo sostenible como una estrategia clave que va más allá del simple turista consciente del impacto que genera, sino que también es un modelo donde el destino, al que denominaremos anfitrión, busca satisfacer las necesidades del visitante como de las industrias y gremios, mientras se preserva los recursos naturales y culturales del entorno sin comprometer las generaciones futuras.  La Organización de las Naciones Unidas (ONU) establece tres principios a lo que se debe regir el turismo sostenible, que son: Dar un uso óptimo a los recursos medioambientales. Respetar la autenticidad sociocultural de las comunidades como arquitectónicos, tradicionales, etc… Asegurar actividades económicas a largo plazo que contribuyan a la reducción de la pobreza. En los últimos años, el turismo sostenible ha experimentado un crecimiento significativo. De acuerdo