Uno de los principios más recurrentes en la inversión es la relevancia de la diversificación. En esencia, se trata de seguir la estrategia clásica de no concentrar todos los recursos en un solo lugar. En términos financieros, la diversificación implica la inversión en una variedad de activos, lo que significa invertir en diferentes opciones para distribuir el riesgo de inversión entre diversas industrias, empresas, países, entre otros. En el mundo de las inversiones, la diversificación siempre ha sido un método clave para minimizar el riesgo y maximizar las ganancias. Pero, ¿Cómo lo hacen? Una de las formas en que los inversionistas se están diversificando es a través de la inversión en fondos cotizados (ETF). Los ETF son similares a los fondos mutuos, pero se negocian en bolsa como acciones, lo que significa que los inversores pueden comprar y vender partes de una cesta diversificada de activos a lo largo del día. Los ETF ofrecen una amplia gama de opciones de inversión, desde acciones y bonos hasta materias primas y divisas, lo que permite a los inversionistas crear carteras diversificadas y personalizadas. Otra forma es a través de la inversión en bienes raíces. Este fondo de inversión es una forma popular de diversificación porque