A medida que la industria del turismo evoluciona, se ha abierto un espacio para aquellos viajeros que desean más que simples escapadas vacacionales. Pero, ¿Qué los impulsa a buscar vivencias que vayan más allá de lo convencional y se sumerjan en un mundo de opulencia y significado? En los últimos años, el turismo de lujo ha experimentado un crecimiento exponencial. Según un informe de Allied Market Research, entre 2016 y 2022, este segmento tuvo una tasa de crecimiento anual compuesta (CAGR) del 6,4%. Pero lo más impresionante es que durante los últimos cinco años, su crecimiento ha sido mayor que el del turismo en general, con un incremento promedio del 48%. Este dato revela una demanda creciente por experiencias que ofrezcan exclusividad, personalización y un nivel de lujo inigualable. Por otro lado, según el informe «El turismo de lujo en España 2015» de The Ostelea School of Tourism and Hospitality, los criterios clave para los turistas de lujo incluyen: el grado de lujo del hospedaje, con un 46,4% de los viajeros considerándolo como el aspecto más importante; el transporte en clase ejecutiva o primera clase, con un 18,1%; y la exclusividad de las actividades realizadas, mencionada por el 17,3% de los encuestados. En

Como compartí recientemente, los viajes de lujo están regresando con fuerza. Y aunque hay varios factores para este auge, quiero enfocarme en uno que puede sorprenderte: la influencia de los millennials y la Generación Z. Como consumidores, estas generaciones a menudo son vistas como más conscientes e informadas que las anteriores, lo que dificulta predecir cómo utilizarían su eventual poder adquisitivo. Pero ahora están dejando claro de manera abundante: el 79 por ciento está de acuerdo en que los viajes son una prioridad presupuestaria importante. Analicemos por qué. Flujo de efectivo. Durante la pandemia, muchos jóvenes aprovecharon la oportunidad de pagar deudas y ahorrar en alquiler viviendo con miembros de su familia. Al mismo tiempo, mientras las generaciones anteriores eran más propensas a convertirse en propietarios de viviendas en sus 20 y 30 años, varios factores económicos están impidiendo que muchos millennials y Gen-Z ingresen al mercado inmobiliario. Este grupo también se casa y tiene hijos más tarde, si es que lo hacen. En resumen: tienen dinero para gastar y menos responsabilidades financieras que los frenen. Y después de años de estar cerca de casa, buscan utilizar su libertad financiera para compensar el tiempo perdido, ya sea pagando mejoras en los viajes, eligiendo hoteles con comodidades