Hoy en día se están generando enormes y crecientes volúmenes de datos. A este incremento exponencial de producción y acceso a información es lo que llamamos «Big Data». Este tiene un valor significativo para las empresas ya que determina la calidad y la rapidez de su toma de decisiones, pero el big data no es importante por la cantidad de datos que tenemos, sino por cómo los gestionamos.
En un mercado cada vez más dinámico y competitivo, uno de los principales desafíos para las empresas es identificar datos estratégicos importantes y utilizar las herramientas más adecuadas para procesarlos. Estas herramientas autónomas de análisis de información permiten a las empresas comprender las preferencias del público y adaptar sus ofertas comerciales para que sean más competitivas.
El éxito del uso de datos radica en saber establecer conexiones entre los que se han obtenido para poder crear ideas innovadoras y rentables para la organización que le permitan visualizar nuevos nichos en el mercado, saber sobre el comportamiento de los consumidores y adaptar estrategias competitivas.
Al tomar datos de una fuente seleccionada, y analizándolos, podemos hallar respuestas que hagan posible todo tipo de toma de decisiones clave: reducciones de costes, reducciones de tiempos en los procesos, desarrollo de nuevos productos y soluciones optimizadas. En fin, toma de decisiones inteligente.
Afortunadamente, el Big Data de Nivel 1, o Big Data de la World Wide Web, no es caro y es muy efectivo si se limita a objetivos reducidos, como monitoreo de cambios legislativos, de competidores, de novedades tecnológicas, patentes y publicaciones científicas; o de menciones sobre marcas, clientes, entre muchos otros usos.
Pero, el big data y la analítica son condición necesaria, aunque no suficiente, para optimizar la toma de decisiones. También son imprescindibles la intuición del directivo que conoce el negocio y la del visionario que conceptualiza las apuestas de futuro.
El reto no es tanto tecnológico como cultural. Cuando una compañía toma decisiones basadas en datos tiene que contar con que las personas sobre las que recaiga esta responsabilidad estén preparadas para poder hacerlo. No cualquiera es capaz de analizarlos e interpretarlos.
Por esto, la tendencia actual es la convergencia entre el big data y la analítica avanzada, que se beneficia del Machine Learning o Inteligencia Artificial; y va más allá del Business Intelligence, que es un concepto intrínseco a las empresas y al que el big data ha de aportar valor para sobrevivir.
En general, el valor que provee big data permite entender mejor el mundo que nos rodea. La información es poder. Poder para entender. Poder para decidir. Y poder para competir. Invertir en ello parece, al menos, razonable.