Antes de iniciar con este tema, que confieso que me tiene emocionado, no puedo dejar de comentar que The Economist es un medio de comunicación de origen escocés fundado hace más de 100 años (1843), y a lo largo del tiempo, como cualquier tipo de negocio, se ha ido adaptando -y evolucionando- a las tendencias emergentes. Actualmente, poseen secciones dedicadas a países claves como Estados Unidos y China,  y a su vez abarca diversos temas que van desde tecnología, geopolíticas, finanzas a economía, y se caracteriza por su objetividad, independencia editorial y actualidad. Adicional a esto, también resalta por sus peculiares portadas. Cada año The Economist lanza su portada anual, la cual suele destacar temas y tendencias  de interés global. Puede estar relacionada con la economía, política, tecnología, ciencia y demás temas oportunos y relevantes de actualidad. Sin duda, me atrevo a decir que parte del prestigio que este medio ha tenido se debe a la veracidad de sus predicciones, la cual ha generado influencia a nivel mundial.  Líderes, estudiantes, profesionales, entre otros, quedan a la espera de estas portadas, ya que tienen cierto relieve en determinados temas que marcan el procedente de dicho año, como fue el caso de la portada

Cuando Rusia invadió Ucrania en febrero pasado, muchos temieron que el precio del grano se disparara. Si bien el costo de la guerra es incalculable en muchos frentes, esto habría sido un desastre para Europa y otras áreas del mundo que dependen de Ucrania para el trigo, el maíz y otros granos. Conocido como el granero del continente, Ucrania es uno de los principales exportadores de granos esenciales. El país es el segundo exportador mundial de cebada y el quinto exportador mundial de trigo (gracias a su clima y suelo). También es un gran exportador de maíz y aceite de girasol. Mientras el mundo esperaba para ver qué sucedería, los países europeos se pusieron en acción para evitar el colapso de la industria agrícola de Ucrania. Después de todo, el aumento de los precios de los cereales en Ucrania podría haber tenido graves consecuencias en todo el mundo, como crisis alimentarias y disturbios políticos en África y Oriente Medio. Entonces, aunque todos esperábamos una escasez masiva de alimentos y precios altísimos, esas predicciones no se cumplieron por completo. De hecho, a la industria agrícola y de cereales de Ucrania le está yendo mejor de lo esperado. Este es el por qué: La respuesta de